Llevamos un mes de confinamiento, han pasado los primeros días de supervivencia, de impacto inicial, de respuesta desde la productividad, desde el hacer. Sigue la alerta y la amenaza de la enfermedad acompañados de la incertidumbre de futuros hábitos sociales y de estado económico. Nuevas situaciones con las que estamos conviviendo sin previo aviso. Un aprendizaje. Y es éste el momento favorable para aprender a mirar hacia dentro. Es tiempo de parada, de bajar el ritmo, de experimentar qué y cómo se mueve nuestro interior.
Escuchamos afuera hablar de esperanza, de deseo de un cambio social y colectivo. Sí, lo que aquí mostramos es que ese cambio comienza en la escucha interna, en el proceso de darse cuenta, de conocernos, de atender las emociones y de reconocer las formas que este deseo toma en nuestro interior. Así aprendemos a crecer individualmente y colectivamente.
Aquí os presentamos unos textos de Rudolf Steiner, que creemos acompañan a la perfección a las imágenes del post semanal.
“¡Observa la planta!
Es la mariposa encadenada a la Tierra.
¡Observa la mariposa!
Es la planta liberada por el cosmos!.”
“El rayo solar,
Refulgente de luz,
Se aproxima flotando.
La novia flor,
conmoviéndose en color,
le saluda jubilosa.
Lleno de confianza,
relata el rayo
a la hija de la tierra,
como las potencias solares,
brotadas del espíritu
en la morada de los dioses,
escuchan el sonido del mundo.
La novia flor,
destellando en color,
presta atención, pensativa
al llameante sonido de la luz.”
“El cuerpo de la Tierra,
que aspira en pos del espíritu,
palpita en el marchitar.
Los duendes de las semillas,
en las sustancias contraídos,
van cobrando pujanza.
Y del calor, los frutos
desde las lejanías del espacio,
vitalizan la existencia terrestre”.
Texto introducción e ilustraciones de Ana Barrera.
Poemas de Rudolf Steiner.