Nunca me fue mucho seguir el ritmo que la vida marcaba.
Lo he intentado, pero siempre desafinaba.
Ahora trato de sintonizar con mi propia melodía:
Cuando todo va bien y, sobre todo, cuando estoy jodida.
Podemos ver las crisis de muchas maneras y estos días estamos escuchando mucho que la mejor opción de mirar la situación en la que estamos es verla como una oportunidad: un momento para reflexionar sobre nosotros/as, sobre nuestra vida, sobre lo esencial y lo superfluo, sobre los cambios que queremos hacer… También verla como una oportunidad para crear, para hacer aquellas cosas que siempre dejamos para otro momento por falta de tiempo, para meditar, hacer ejercicio y mil cosas más.
Y todo esto es maravilloso y sería ideal. Pero resulta que la vida no es ideal y menos en tiempos de pandemia, así que si estás “aprovechando” esta crisis para desarrollar tu imaginación, tu creatividad o para limpiar tu colección de casetes, ¡enhorabuena! Pero si estás en lo contrario, en lo negativo, en el miedo o en la ansiedad, estás en tu derecho, así que déjate estar, porque reconocer nuestros miedos, nuestras preocupaciones y nuestras ansiedades no nos convierte en personas débiles; sencillamente, nos valida como personas.
Así que date permiso para estar con lo que te venga en cada momento y pide ayuda cuando lo necesites: si puedes apoyarte en personas de tu entorno, hazlo, y si no es el caso o no sientes que es suficiente, permítete buscar ayuda fuera.
Imágenes originales de Francisco Lillo.
Textos originales de Pilar M. Jiménez.